miércoles, 19 de mayo de 2010

TOMEMOS NOTA PORQUE NOS CORRESPONDE


Crítica de la Ópera "Don Pasquale"/ Pedro Barrientos

Fotos: Francis G.

Lugar: Teatro Cervantes, Domingo 9 de mayo de 2010. Temporada Lírica 2009-2010. 
Programa: 'Don Pasquale', ópera cómica en tres actos.

Intérpretes: Miguel Ángel Zapater (Don Pasquale), Auxiliadora Toledano (Norina), José Luis Sola (Ernesto), Damián del Castillo (Doctor Malatesta) y Juan Manuel Corado (Notario), Coro de Ópera de Málaga y la OFM.
Director de escena: Tomás Muñoz. 
Dirección musical: Lorenzo Ramos.


Hay razón para estar contentos, parece que nuestro Teatro Cervantes apuesta por producciones operísticas en las que se cuenta con un elenco de nueva generación, en su mayoría de miembros andaluces. Se evidenciaba, en la pasada producción de "Don Pasquale", que se pueden obtener unos resultados artísticos de extraordinaria factura; aunque si siguen pegando sablazos como los que pegan, “75 euros del ala” por una entrada de butaca de patio, la Ópera seguirá siendo un espectáculo para ricos. Motivo, creo, por el que el aforo del pasado domingo día 9 de Mayo, apenas pasaba de medio.

La producción contó con varios elementos muy atractivos. La escenografía, sin ser pretenciosa, resultaba muy sugerente por introducir elementos alegóricos cinematográficos y recursos utilizados con reminiscencias de Fellini. Una moto tipo “Vespa” muy "a modo de" o la escena final de la ópera, acabando en un banquete sin cerrar telón .


A cargo de Tomás Muñoz estaba esta tarea. No es por nada, pero ya que se atreve a canalizar influencias de este tipo, ¿por qué no entrar de lleno, por ejemplo, incluyendo erotismo y poesía para redondear el planteamiento felliniano? Me da que los directores escénicos de ópera, en general y salvo excepciones, debieran despojarse de ciertos prejuicios y conservadurismos.


Puestos todos a innovar, nos vamos acostumbrando a ver diferentes tipos de propuestas donde se cambian sin pudor los contextos temporales y estéticos con gran libertad, pero hay que decir que casi siempre se quedan a medio camino, ofreciendo una especie de “pastiche” pseudo-progre pero muy vacío.


Señores, ya que se atreven con todo el derecho a trasgredir hasta la supremacía elemental de la concepción operística, condicionando su fin primordial, que es escuchar VOCES y CANTO en sus amplios espectros musicales, técnicos y expresivos, aporten elementos realmente innovadores y contundentes que justifiquen sus abultados salarios. ¡Un poco de arrojo que no pasa nada!, así contribuyen al progre-so.


"Don Pasquale" es una ópera bufa con música de Gaetano Donizetti y con libreto de Giovanni Ruffini y el propio compositor, basado en el de Angelo Anelli, “Ser Marcantonio”. Donizetti era consciente de que la vorágine innovadora de los cambios dramatúrgicos, no era de la aprobación del público mas conservador.


Este publico seguía anclado en las antiguas comedias que elaboraba el gran Rossini, y estos “carcas” se sentían alienados por propuestas “tan atrevidas”. Así que Gaetano optó por no disgustar a nadie y "Don Pasquale" no aporta elementos sorpresa con respecto a las tramas de otras de su mismo genero tradicional, aunque es sumamente divertida y su música plantea una línea imbuida de lleno en el estilo belcantista.


Si es importante este planteamiento de forma en la historia, llena de recursos vocales, musicales y expresivos, es por su amplia paleta rica de matices, abundancia de acrobacia vocal, expresividad del fraseo del canto y ciertas libertades otorgadas a los virtuosos cantantes con una escritura musical muy bien expuesta, fruto de una tradición riquísima, nutrida de monolíticas referencias.


La dirección musical a cargo de Lorenzo Ramos ofreció una lectura poco contrastante entre las partes. Los tempi podían haber ofrecido más variedad en los cambios dramáticos y en las fermatas, el estilo belcantista  lo permitía y a veces lo exigía.


Los cantantes lucieron un espectáculo muy digno, cumpliendo con las exigencias de la partitura e implicados de lleno en la interpretación escénica.


  
Miguel Ángel Zapater era Don Pasquale. De todo el elenco el más veterano, con una voz de bajo muy bien timbrada. En “Un foco insólito” acusó ciertos sonidos mas apretados de la cuenta en los que guturalizaba, perdiendo la impostación. Aunque defendió muy bien el rol en general con algunas partes muy brillantes. 
Auxiliadora Toledano encarnó a Norina, personaje de gran exigencia vocal, que nada más entrar en escena, se canta un aria de dificultad endiablada “Quel guardo il cavaliere”. A pesar de estar convaleciente de una afección, pudo cantar.


De voz muy bella con un timbre cálido y redondo sin estridencias, ofreció una Norina muy alegre y resolvió su afección “in crescendo”, acabó con la voz muy bien puesta. Debe prestar un poco de atención a su centro vocal y apoyo, que hace que su voz no adquiera el enganche y volúmen  preciso para traspasar con seguridad a la orquesta, aunque su prometedora carrera le proporcionará las herramientas necesarias para superar estas pequeñas carencias. Solo es cuestión de tiempo.


José Luís Sola fue Ernesto. Es un tenor que no pasa desapercibido y dará a la ópera grandes intervenciones futuras. Con una técnica de apoyo a prueba de bomba. Tiene un fraseo impecable sin abandonar ni una sola nota y una gran inteligencia musical. Es de recibo decir que con esa solidez, no debiera permitirse cantar con la voz cerrada y poco cubierta casi todo el tiempo, ya que afea algo su sonido, prueba de ello es que desembocó en un “falsettone” bastante impropio en el agudo final de “Cercherò lontana terra”. Cuando abre el sonido y cubre bien, deja salir una voz de tenor lírico-ligero de primer orden. Su instrumento se proyecta con contundencia y ofreció algunos filados excelsos y una afinación muy precisa.


Damián Del Castillo hizo una actuación redonda desde principio hasta el final. Creo que fue el cantante más homogéneo. Damián posee una voz muy noble de barítono, no es una voz carnosa todavía, pero su musicalidad y fraseo la hace tan buena como la que más. Delinea un canto depuradísimo con gran soltura, haciendo parecer fácil lo que es bastante complicado. Cantó su aria “Bella siccome un angelo” con una naturalidad sorprendente. Es muy grato el verlo actuar con gran desenvoltura, manteniendo su impostación y colocación vocal en todo momento, sin desfallecer. 


En el dúo bufo con cabaletta “Cheti cheti inmmantinente” demostró su superioridad con una articulación y dicción extraordinarias en el trabalenguas. Creo que es un cantante al que se debe tener más en cuenta en los infranqueables círculos operísticos. Vaticino que si  le ofrecen estas merecidas oportunidades, su voz será multiplicada  en volumen, anchura y “squillo” , ya que cantar en grandes teatros es la mejor gimnasia para el desarrollo de la voz. Sirva como ejemplo decir, que los que conocimos a nuestro querido Carlos Álvarez en sus principios, comprobamos que tenía similares cualidades a las que ahora posee Damián , y luego su voz tomó altos vuelos.

Juan Manuel Corado, que hizo de Carlotto (Notario fingido) no pudo demostrar toda su valía en un rol tan corto, pero dejó ver algunas cosas: Buena voz y disposición, que tendrá que pulir con insistencia y en la buena dirección.


Me gustó el Coro de Ópera de Málaga, aunque su intervención en esta obra es muy breve. Dejó clara su implicación en la escena, con divertidas situaciones. La calidad de sus voces potencian las mejores cualidades. En definitiva, ¡ya es hora de que nos demos cuenta de que para ver y escuchar algo de calidad no hace falta recurrir al exterior o el extranjero!


No somos realmente conscientes ni férreos defensores de que nuestra tierra es tan rica en valores artísticos como la que más, en Andalucía somos así. ¡ Tome nota quién corresponda!

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