jueves, 20 de mayo de 2010

Homenaje a Vicente Aleixandre


José Manuel López Gaona

Homenaje a Vicente Aleixandre

25 artistas, 25 poemas, 25 años sin Vicente Aleixandre


Centro Cultural Provincial. Ollerías, 34
Desde el 27 abril al 24 mayo 2010




En esta exposición me emocionó un cuadro de una máquina de escribir, como metáfora a esa tozudez de existir. Me resulta difícil entender esta poesía del Premio Nobel del 77, creo que es de otros tiempos, de otras sensibilidades… 


De la generación del 27 quedan muchas cosas, no sólo su poesía. Eran hombres de letras a los que hay que recordar; por éso este homenaje es preciso; porque nos recuerda que somos algo más que un momento efímero de crispaciones destructivas. Entremedio pasa una guerra, en esta exposición recordada desde el cristal de éste esteta. 


Creo que ésta es la gran lección del evento: recordar que el tiempo nos alecciona sobre la mediocridad y nos aboca a una poesía que erija ese “nosotros”, que a veces no somos capaces de vislumbrar. Porque está ahí, y se requieren ojos de poetas para verlo.


Muy bien planteada exposición, un homenaje sincero de 25 artistas. A partir de unos poemas, Aleixandre  renace en cada cuadro como estandarte; a la luna, a una muchacha muerta..; y vuelve a cantar a la ciudad del paraíso. Del silencio metálico aflora la voz que nos obliga a recordar la poesía: “OÍDME, Y SE OYÓ PURO, CRISTALINO EL SILENCIO”.


De los cuadros, uno que impresiona: un acrílico LLUEVE, de JUAN GENOVÉS, de 2009. 



EL SILENCIO

Mirí, miró por último y quiso hablar.

Unas borrosas letras sobre sus labios aparecieron.

Amor. Si amé. He amado. Amé, amé mucho.

Alzó su mano débil, su mano sagaz

y un pájaro voló súbito en la alcoba.

Amé mucho, el aliento aún decía.

Por la ventana negra de la noche las luces

daban su claridad sobre una boca,

que no bebía ya de un sentido agotado.

Abrió los ojos. Llevó su mano al pecho y dijo:

Oídme.

Nadie oyó nada. Una sonrisa oscura veladamente

puso su dulce máscara sobre el rostro, borrándolo.

Un soplo sonó. Oídme.

Todos, todos pusieron su delicado oído.

Oídme. Y se oyó puro, cristalino, EL SILENCIO....

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