lunes, 15 de febrero de 2010

Teatro en arena en el Echegaray

Entrevista de José Antonio Triguero y Pepa Zabala
"El jardín japonés" en el XXVII Festival de Teatro de Málaga

Fotos: Braojos

 En la foto de izq a dcha Triguero,  Paola, Bárbara, Ana y Zabala


Llegamos al hotel Don Curro en la tarde del viernes 12 de febrero, las integrantes de la compañía Teatro di Piazza o d'Occasione que iba a representar "El jardín Japonés" al día siguiente en el Teatro Echegaray, nos esperaban en la cafetería a resguardo de la lluvia que se ha hecho familiar en Málaga desde el mes de noviembre. No pudimos pasear ni hacer fotos en rincones emblemáticos de Málaga pero mantuvimos una distendida charla con ellas que, a base de simpatía resultó a la postre, cálida y reparadora de los fríos y humedades invernales de estas fechas.                  


El espectáculo se iba a desarrollar en "arena" cosa que Estrella Morente inaugurara con "Zambombá flamenca". Esta circunstancia que a "mi yo espectador" congratula por lo poco habitual de esta disposición escénica en los teatro malagueños, modifica la relación entre los actores y el público en relación a los espacios a la italiana y ofrece más posibilidades de interacción y puntos de vistas, amén de que el espectador forma parte de la propuesta; no hay cuarta pared, ni tercera ni segunda ni primera.

Son cuatro mujeres, Valeria Castellaneta que lleva la producción, Ana Sala responsable de la distribución y también actriz y Bárbara Stimoli y Paola Carlucci, las dos bailarinas. En una charla distendida con Pepa Zabala y yo, por parte de "mi yo espectador" y bajo la mirada cómplice de la cámara de Braojos, nuestro fotógrafo, explicaron que el Jardín Japonés "es un trabajo pensado para que los niños participen, queden inmersos" y que por ello, han diseñado "un espacio envolvente en el que ha colaborado un informático suizo" para dar vida al tapiz digital que constituye el propio espacio escénico.

Una de ellas, Paola, vino directamente desde Francia donde estuvo haciendo otro de los jardines. La obra forma un trilogía con el jardín árabe y el jardín italiano que giran indistintamente juntas o por separado. Paola describía cómo "un señor mayor que iba con una niña dijo que era la primera vez que veía un espectáculo con tanta proximidad y que las bailarinas le parecían enormes y él se sentía muy pequeño". Su cara de satisfacción y de encantamiento lo decía todo.

Con la aplicación de la tecnología digital, el teatro está consiguiendo cruzar fronteras artísticas y también de percepción y lectura escénica. En este sentido, Ana, que hace las veces de narradora en "El jardín japonés", señalaba "que la compañía ha desarrollado con el vídeo, el grafismo y la creación digital un trabajo con mucha calidad y los sensores que hay debajo del tapiz permiten que los niños y los adultos vean cómo su acciones tienen un efecto y cómo eso repercute luego a nivel de sonido". Por ello, el espectador es coautor de la representación ya que, como ella misma define "se crean dinámicas" diferentes en cada actuación. De este modo el rol del espectador se desdibuja un poco. Como Bárbara subraya con una espléndida sonrisa "el espectador se convierte en actor".

La representación de "El jardín japonés" transcurre así: "Primero -detallan ellas- una actriz les cuenta al público la historia de cómo nace el jardín japonés, después en 20 minutos de danza y mediante un solo que ejecuta Bárbara, se muestra el recorrido de lo que se ha contado y por último, las dos bailarinas invitan a que el público haga ese viaje en cada una de las escenas, que son cinco." Niños y mayores hacen el mismo camino que se muestra en el solo pero "ampliado, la gente juega más y ellas improvisan porque depende de cómo el público responda", aclara Ana.

No todo el mundo puede inteactuar con lo que algunos se quedarán solo en el papel de observadores, en general se invita a participar a unos "veinte niños y dos adultos". El aforo suele rondar las 100 butacas.

Pepa Zabala, titiritera y coloboradora de "mi yo espectador", apuntaba: "por los vídeos que he visto, tengo la sensación de que debe ser más bonito desde lejos", a lo que Ana no duda en contestar que no, ya que "se trata de proximidad, de vivencia, no nos gusta que la gente esté muy alejada".

Zabala relató que a ella como actriz también le gusta la cercanía, "saber si el niño se ríe, ver sus caras" Y Bárbara abundó "sí, nos gusta eso, porque hay mucha energía."

El formato, como hemos dicho al principio, no es tradicional y no hay muchas propuestas de este tipo. Ana confirma este extremo y manifiesta que "siempre hay problemas con el tipo de teatro, pero ya hay programadores sensibles que están abriendo la mirada."

"Es un espectáculo muy basado en la naturaleza" indicó Pepa Zabala, a lo que replicaron que "al amor por la naturaleza a través del jardín japones en este caso, pero en los otros dos también tanto con el jardín italiano, y con el árabe". Sería una suerte compartir con ellas los tres jardines como alguna vez han hecho, claro que los problemas presupuestarios en estos momentos no hacen muy posible que en España se pueda hacer. A ver quién se anima.

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