martes, 9 de febrero de 2010

Nomadak, un encuentro diferente





Reportaje de Miguel Angel Barba
Oretka TX en el Auditorio de la Diputación de Málaga

El deseo… un lugar de encuentro entre personas y culturas diferentes
       
       

Músicos: Oreka TX: Harkaitz Martinez de San Vicente, Igor Otxoa y/o Mikel Ugarte: txalaparta de madera y txalaparta de piedra, tubos y  bidones.
Iñigo Egia; percusión: tabla india, cajón, bendir, bodrham, jarrones, wok...
Juanjo Otxantorena; bouzouki.
Amaiur Cajaraville; contrabajo.
Mixel Ducau; alboka, ttun ttun, saxo soprano y clarinete.

Invitados: Saruultugs Myagmarjav “Saruul”, miembro del grupo Transmongolian; canto armónico Khoomi y toca el instrumento tradicional mongol Morin Khoor y Aziza Brahim, cantante saharaui



Oreka TX ha colaborado y grabado con músicos de la talla de: Alasdair Freaisier, Kepa Junkera, Carlos Nuñez, Berrogüeto, Dulce Pontes, Pat Metheny, María del Mar Bonet, Phil Cunningham, Oskorri, Hevia o los Finlandeses Hendirgarna.

El concierto multimedia.

La noche del sábado 6 de febrero pudimos participar, en el auditorio de Diputación, de un periplo cargado de aventuras audiovisuales y sensitivas, un viaje geográfico-musical con tintes casi de peregrinación. Culturas que se descubren, se encuentran, se reúnen y marinan produciendo aleaciones mágicas.

El grupo vasco Oreka TX nos obsequió con un recorrido por "el deseo… un lugar de encuentro entre personas y culturas diferentes" como definen ellos mismos su proyecto Nomadak. El que vinieron a regalarnos.

Nomadak se auto califica como "un producto audiovisual que refleja una ilusión, un deseo". Y desde luego que tuvimos ilusión y deseos.



Las imágenes del Documental Nomadak (2006) no acompañaron ni ilustraron la actuación, eran parte intrínseca del espectáculo, sin las cuales no tendría sentido. El documental está dirigido, coproducido y montado por Pablo Iraburu y Raúl de la Fuente, responsable también de la fotografía y con música de Harkaitz Martínez de San Vicente; la coordinación entre la imagen y los músicos fue sobresaliente, dado que nos permitió disfrutar en la distancia y en el tiempo de otras personas que desde sus remotos lugares formaban parte de esta amalgama plástica, rítmica y melódica.

Cuando sonaron los primeros compases de un sitar y comenzaron las imágenes  de una mujer tocando ese instrumento, tradicionalmente masculino, mezclada con los sonidos de cualquier calle de la India, uno ya se predisponía a dejarse llevar, pero cuando además los músicos fueron poco a poco fusionándose con esa atmósfera auténtica, el resto de los sentidos hicieron realidad la declaración de principios de Oreka Tx, el deseo y la ilusión, y lo que auguraba por venir nos obligó a situarnos bien en nuestros asientos y prepararnos para disfrutar del viaje. "La india es el cauce de un río que despierta los sentidos" nos adelantan.

Este afán de viajes de la pareja de txalaparteros que conforman Oreka TX llevó a que uno de ellos, Igor, no estuviera físicamente en el escenario, por estar de viaje, pero estuvo presente de forma audiovisual. Y tocó, vaya si tocó.

El pueblo Sami

De la India a la Laponia se nos fue el tiempo en un instante y cuando menos lo esperamos nos despertó el sonido de una motosierra que nos introdujo en un cursillo intensivo de como construir una txalaparta de hielo. Y después, a crear con el hielo y sus sonoridades y recrearnos con las costumbres y sonrisas del Pueblo Sami, que a decir de Oreka: tiene un "País que no aparece en los mapas". La mezcolanza con la música Sami dejó acústicas especiales y sensaciones para nada frías, parece que el repetitivo sonido del arpa vocal tan usada en esas latitudes nórdicas estuviera abrigado por las mejores pieles de reno del país. El cálido y acogedor hielo de los Sami dio paso en directo al contundente encuentro con los ritmos a cuatro manos sobre un bidón. ¡uf, qué fuerza! Los graves, rotundos y persuasivos.

alboka                                                                                                                                           
Y de nuevo a la carretera hasta Marruecos, entre dunas y beduinos con quienes se hibridan en la pantalla y sobre el escenario y de aquí a los campos de refugiados saharauis, "donde un conflicto sordo y cruel, yace tras las dunas", a decir de Nomadak.  Los sugestivos sonidos de la  alboka y el ttun ttun, así como el uso de diferentes percusiones en función de la localización geográfica en cada momento ayudaban a dejarse llevar flotando en sus atmósferas.

     ttun ttun




Como nos muestran durante todo su éxodo etnográfico, Oreka Tx no son gentes que intenten imitar o apoderarse de los valores culturales de los pueblos que conocen y visitan, sino que aprovechan los recursos autóctonos para recrear juntos; así construyen una nueva txalaparta, en esta ocasión de piedra, y muestran todo el proceso. Un concierto en un campo de refugiados nos da paso a la combinación con el directo y para rematar, la cantante saharaui Aziza Brahim, primero a solas con su percusión y posteriormente con el grupo. Sensacional voz, fantástica contaminación, que diría nuestro querido Pedro Guerra.

Saruultugs Myagmarjav “Saruul

Adiós a los tórridos parajes "donde el desierto ha ido lejos en el amor al sol. Así se ha quemado". De nuevo los fríos y los hielos. Los cambios de paisajes visuales se entremezclan con los sonoros y.., un nuevo asombro: la interpretación de Saruultugs Myagmarjav “Saruul”, que acompañado solo de su Morin Khoor, un instrumento tradicional de cuerda y arco de Mongolia, nos dejó boquiabiertos con su canto armónico. Una expresión mística y animista de tradición oral a través de la que recrean los sonidos naturales los Pastores Tuva. El cantor produce dos tonos distintos simultáneamente. El primero es un bajo gutural, el segundo un agudo aflautado. Hipnotizante, cuidado, no te dejes llevar demasiado o nadie responde de donde puedas aparecer.

Tras vivenciar esta nueva experiencia musical, el grupo se funde con Saruul y nos acompaña hasta el final del viaje donde no se separan de nosotros sin regalarnos un algo más: A esta sinfonía de colores tonales, timbres, armonías y ritmos se unen para decirnos hasta siempre la voz y la presencia de Aziza Brahim, Mongolia, Sáhara, País Vasco y medio mundo más sonando en una preciosa canción de despedida que terminó de enamorar a un público entregado ya desde las primeras melodías de la noche. Y en las últimas imágenes y compases de esta interpretación, homenaje a Mikel Laboa, fallecido en 2008, considerado como el patriarca de la música vasca, que también unió su voz y su imagen a este enardecido final sumándose así a este maravilloso viaje, casi existencial.




El documental.

El documental Nomadak Tx fue proclamado segundo mejor documental de la historia del Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam (IDFA), conocido como el Cannes del mundo de la no ficción  y entre otros premios y distinciones ha conquistado el Premio del Público en el  New European Film Festival – Zinemastea, el Premio MAYSLES BROTHERS al Mejor Documental en el Festival de Cine de Belfast, el Premio por la Paz y la Cultura Robert & Margrit Mondavi Festival de Cine Napa Sonoma Wine Country (California) o el Premio al Mejor Sonido Alcances Muestra Cinematográfica del Atlántico de Cádiz.

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